Cuando vas al banco con todas tus esperanzas puestas en que, como tienes contrato estable y tu pareja también, y estáis dispuestos a esclavizaros sin rechistar, te van a dar una hipoteca para comprar el pisito al que ya le has echado el ojo, va el del banco y te dice ¿hipotequé?
Y es que en las entidades financieras ya no saben ni lo que significa hipoteca. Por eso lo dicen en pasado: se anticipan a tus pensamientos de hipotequé mis ilusiones y mi futuro y ahora no tengo donde vivirlo porque ya no te dan ni los buenos días.
Esta realidad, que ya ni la contradicen los bancos en sus anuncios, se palpa en los últimos datos recogidos por la Asociación Hipotecaria Española (AHE), que constata que el dinero que le debemos a los bancos en hipotecas ha disminuido un 1,49% el pasado octubre con respecto al mismo mes de 2009.
¡Y eso que el Gobierno creía que nos íbamos a lanzar como buitres sobre los pisos con sus más fantasiosas que fantásticas medidas! ¿Y las hipotecas? ¿Tuvo en cuenta que sin hipotecas no hay piso para casi nadie? Va a ser que no.
Sorprende averiguar que, frente a esto, ya va por el 9% el crédito hipotecario que destinamos a cualquier cosa menos a la compra de vivienda.
Hay gente que hipoteca el piso, ofreciéndolo al banco como garantía, a cambio de un préstamo para el coche, los estudios de infantes y infantas, las megavacaciones en el culo del mundo o el ultramoderno comedero automático del perro.
Nos estamos empezando a parecer cada vez más a nuestros vecinos europeos, así como a los colegas estadounidenses, que son muy dados a hipotecar el hogar en lugar de pedir un crédito al consumo.
De esto se acaba de chivar el Banco de España, señalando que es la cantidad más alta nunca vista de hipotecas que no dedicamos a comprar piso, cantidad que se ha duplicado en apenas 5 años.
Esto choca en tiempos de crisis, aunque puede tener su explicación en que muchas familias reunifican deudas, piden un solo crédito y con él pagan el resto, reduciendo bastante los tipos de interés, que en los créditos para consumo son mucho más altos (a veces hasta del 25%) que los de los pisos, que por mucho que suban no serán más del 7%.
Parece un chollo que puede resultar una trampa porque como el plazo para devolver el dinero es mucho mayor, al final terminas pagando mucha más pasta en intereses que si el crédito fuera para consumo. Eso sí, tardas más en pagarlo y a lo mejor por eso salvas la casa y al final devuelves toda la deuda.
Los bancos no ponen tantos problemas para dar estos créditos hipotecarios porque saben que los españoles lo último que dejamos de pagar es la casa, aunque al final en estos créditos somos más morosos que en las hipotecas para comprar piso.
Pero qué pobres somos, de bolsillo y de espíritu. Si en vez de aspirar a lo que no tenemos, fuéramos realistas y quisiéramos lo que podemos conseguir, no pediríamos tanto, no deberíamos tanto y no seríamos tan pobres.
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Hombre, es significativo que ahora que no están dando apenas hipotecas haya crecido tanto el número de personas que dedican el dinero a otras cosas. Es comprensible porque los intereses de los créditos al consumo son mucho más altos.
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