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¡Vendo piso, oiga, vendo pisooooooo!

Si no fueran tan carisísisisisimos, acabarían regalando los pisos con las cajas de cereales

Si no fueran tan carisísisisisimos, acabarían regalando los pisos con las cajas de cereales

Con la resaca de haber celebrado ayer el día del Paro, digo, el presunto Día del Trabajo, traigo a colación el stock inmobiliario.

Hay gente que, desesperada por no vender ni el humo de la chimenea, ya no sabe si ponerse a vocear ¡vendo piso, oiga, vendo pisooooo! en un mercadillo inmobiliario o comprar un gigantesco tarro de vaselina marca ACME para méterselo por el clánder.

Algunos son víctimas de la fiebre inmobiliaria que se vivió hace solo unos pocos años, en los que cualquiera creía que era un broker y a poco dinero que heredaba o le tocaba en la lotería, hala, a invertirlo en un piso.

Por si los hijos luego se hacen mayores, para vivir de las rentas que da tenerlos en alquiler, para tener patrimonio, etc. Todo el mundo tenía un ladrillo por cabeza, digo, el ladrillo en la cabeza, y se creía que podría comprar y vender como si esto fuera el Monopoly.

A más de uno le ha pasado factura el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, pero la consecuencia más notable a todos los niveles, no solo el particular, se está dejando sentir en las casi 700.000 casas que están en stock. Según dicen acaban de bajar algo, pero sigue habiendo demasiadas casas que tienen pocas salidas (o ninguna).

Porque el ser humano es el único que tropieza dos veces en la misma piedra, y el español es el que no deja de tropezar contra el mismo muro, Idealista nos cuenta dónde es más rentable tener/comprar un piso.

Tal vez es una información útil para los que quieran vender, que sin duda anima a volver a la noria que desembocó en especulación: ¿dónde invierto el dinero? ¿Dónde me compensa más comprar el piso para luego hacer dinero vendiéndolo o alquilándolo?

También el alquiler está siendo la salida/premio de consolación a los que no venden los pisos ni patrás. No en vano, en inglés vender es sale y alquilar rent. El piso sale de tu vida cuando lo vendes y te renta cuando lo alquilas. Más claro, the water.

Según este estudio, los sitios más rentables para alquilar una vivienda son Lleida y Las Palmas de Gran Canaria, cuya rentabilidad está por encima de la de los Bonos del Tesoro a 5 años. Según el estudio, las menos rentables son A Coruña, Salamanca, Santander y Segovia.

También muy rentable, dicen que es, por este orden, alquilar un piso que tengas en Málaga, Huelva, Alicante, Badajoz y Madrid, que se sitúa a niveles de París o Nueva York (juas, qué glamur).

Y es que hay que hacer algo con el stock. En un alarde de ayuda incondicional a los bancos, aunque sea con ideas absurdas, el Gobierno ha dicho que bajen los precios (los bancos lo harán por encima de su cadáver) y que estamos un buen momento para comprar. Que venga Rita y lo vea.

También está de gira para promocionar las casas invendidas entre los guiris. Ha subido el IVA, ha quitado la deducción fiscal por compra de vivienda habitual y, en resumen, ha venido a decir que el que no compra piso es porque no quiere.

Se le olvida el pequeño detalle de que la mayoría de los españoles dependemos de que los bancos nos quieran prestar dinero mediante una hipoteca, que van de mal en peor porque han bajado por décima vez consecutiva, firmándose un 8,8% menos en febrero de este año respecto al año anterior.

Pues, hale, todos a alquilar… Más claro, the water.

Cajas de cerillas a precio de casas de muñecas

A este paso seguiremos pagando la hipoteca desde el Más Allá...

Con lo que cuestan los pisos, no terminaremos de pagarlos ni cuando hayamos muerto

Ya lo dijimos: en España vivimos en cajas de cerillas que pagamos como si fueran el Palacio del Marajá de Kapurtala. Y es que, a pesar de seguir en una enorme crisis y al borde del rescate económico, nuestros pisos siguen siendo casi los más caros del mundo, en proporción con nuestra economía.

Tan solo en Australia y Hong Kong son más pringadillos que nosotros y pagan los pisos aún más caros, según el semanal británico The Economist.

Lo que no me explico es cómo aún se sostiene en pie nuestro sistema. Los bancos están atestados de pisos, nosotros estamos atestados de deudas, el mercado laboral está atestado de parados y el Gobierno, atestado de idiotas que no reconocerían una buena idea ni aunque la tuvieran delante de sus narices.

Aunque la previsión es que el precio de los pisos siga bajando como los críos por los toboganes del parque, nadie se pone de acuerdo en decir cuánto porque cada uno cuenta la película según le va y porque nadie tiene una bola de cristal lo suficientemente poderosa como para poder encajar todas las piezas del puzzle en una visión clara del tema.

Mientras que la consultora Morgan Stanley se aventura a predecir que el precio de los pisos bajará este año un entre un 5% y un 10%, Gesif y Axesor auguran una caída del 6% hasta junio. Difícil será que, por mucho que caiga el precio de la vivienda, logre compensar, ni ahora ni en muchos años, el 157% que se ha sobrevalorado en los últimos 14 años, según The Economist.

A pesar de que la venta de pisos ha aumentado un poco a principios de este año, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), esto no es más que un espejismo en el que se refleja la ansiedad de finales del año pasado por comprar cuando aún nos pudiéramos desgravar la hipoteca en la Declaración de la Renta.

En la realidad, solo un 5% de la gente está interesada en comprar piso -según una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU)- porque el resto está esperando a que bajen más los precios, que los bancos mantienen escrupulosamente casi intactos.

¿Bajarán? Quién sabe… De momento hay quienes afirman, como Idealista, que cuando se ha empezado a hablar de que el Euríbor va a subir en breve, la peña ha empezado a bajar a saco el precio de sus pisos en venta, y quienes creen que esta subida de los tipos de interés paralizará el precio de los pisos hasta ver por dónde van los tiros.

Pues eso, a seguir esperando mientras se inventa la bola de cristal donde todos queremos mirarnos y que, de momento, solo refleja que la contratación de hipotecas atraviesa sus horas más bajas en los últimos 10 años. ¡Oleee!