Los guiris reavivan la demanda de pisos en la Costa Blanca

Sol y playa nunca fallan

Sol y playa nunca fallan

El amasijo de viviendas vacías de la Costa Blanca se va deshaciendo poco a poco. Y no precisamente porque los españoles nos liemos a comprar allí pisos, ni para vivir ni para pasar las vacaciones.

Nuevamente, son los extranjeros los que están reflotando el mercado inmobiliario en Castellón, Valencia y Alicante, especialmente en esta última provincia.

Británicos, franceses, alemanes y holandeses son los que más compran, seguidos de los nórdicos que se vienen a tomar el sol y que dan el relevo a los rusos, que han pinchado en su interés desde que el euro está tan flojo.

Según datos de Solvia, el portal inmobiliario del Banco Sabadell, el 60% compra al contado. ¡¡Toma ya!! ¡¡Eso es poderío, ahorros y buenos sueldos!! Y eso que los guiris que se arriman a nuestras costas levantinas son los de menor pelaje, pues la demanda más chic se concentra en Mallorca (décimoctava provincia alemana que milagrosamente sigue en poder español), la Costa del Sol y la Costa Brava.

Es de suponer que el otro 40% compra con hipoteca, por eso la banca española se está espabilando a hacer ofertas para captarlos como clientes antes de que bancos de sus respectivos países se les adelanten en la carrera.

El principal reclamo que utilizan los bancos para vender sus pisos es la costa y el ocio, el típico sol y playa, aderezado con que España es un país seguro, del primer mundo, con garantías sanitarias, dentro de la Unión Europea y mucho más barato que sus países de origen.

Un chollo para vivir, retirarse tras la jubilación, pasar las vacaciones o alquilar la vivienda que compren mucho más barata de lo que comprarían una caseta de perro en sus países. Y eso que en España los pisos siguen altitos de precio en comparación con los salarios. Con los nuestros, claro.

Hace años que los guiris se lanzaban al abordaje de las costas para comprar pisos, pero esto -como tantas otras cosas- paró con la crisis. Que se esté reactivando es buena señal a medias. Por un lado está bien que se dé salida a las miles de viviendas vacías que pueblan la costa como fantasmas. Aún recuerdo cuando, a la desesperada, el Gobierno de Zapatero hizo se fue de ruta por estos países a ver si les entraban ganas de comprar aquí.

Pero hay que tener cuidado con que el mercado se reactive tanto que dé falsas esperanzas y se líen otra vez a construir como si hubiera que poblar cada centímetro. No más burbujas inmobiliarias, gracias.