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Hipotecas puente: ventajas, riesgos e inconvenientes

Hay que sopesarlo todo antes de decidir

Hay que sopesarlo todo antes de decidir

Como vimos el otro día, la hipoteca puente es un producto que te puede venir de perlas para comprar una casa sin vender otra… Para que una hipoteca no te ate y te impida cambiarte de piso… Que puede ser realmente un puente para el cambio de vivienda…

Pero ¡¡atención, atención!! además de ventajas tiene inconvenientes que te pueden arruinar la ilusión y el bolsillo, así que hay que tener todo en cuenta. Es una hipoteca complicada y arriesgada, por eso la banca ya no la publicita, le ha dejado de ser rentable.

 

VENTAJAS:

  • Puedes comprar una casa sin haber vendido otra, así que puedes cambiar de vivienda con mayor agilidad y rapidez
  • Pagas menos que si tuvieras dos hipotecas, ya que el banco ajusta la cuota y cobra menos
  • Ahorras los gastos de cancelar una hipoteca y de abrir una nueva
  • Tienes más tiempo para vender tu primera vivienda y puedes hacerlo a un precio justo, sin prisas ni presiones

 

RIESGOS E INCONVENIENTES:

  1. Como es una operación más arriesgada que una hipoteca convencional, el banco te va a mirar con lupa y será más exigente con tu perfil. Valoran ingresos estables, ahorros, trabajo fijo y antiguo, ninguna morosidad ni otros préstamos.
  2. Hay un plazo máximo para vender la vivienda que se acuerda con el banco y oscila entre los 6 meses y los 5 años. Si no lo cumples, el banco subirá de golpe la cuota y sí parecerá que tienes dos hipotecas. En caso de que tengas carencia (que sólo pagues intereses), dejará de aplicarla y empezarás a pagar las cuotas con capital e intereses, sin descuentos ni rebajas y con algunos costes extra.
  3. Como las cuotas serían más caras, corres el riesgo de no poder hacer frente y de que el banco embargue ambas viviendas y las pierdas
  4. Durante el tiempo que tardas en vender la casa puede ser que el mercado baje precios y por ella obtengas menos de lo que pensabas

Para cambiarse de casa hay otras opciones:

  • Alquilar la primera vivienda y con ella pagar la hipoteca, pidiendo un nuevo préstamo para la nueva casa. Mantienes la propiedad, pero los problemas del alquiler te pueden traer quebraderos de cabeza y si no alquilas, debes hacer frente a dos hipotecas. El banco quizá no quiera darte una segunda hipoteca porque no cumplas el perfil. Además, deberás tener ahorrado al menos el 40% del nuevo piso porque la entidad no te prestara más del 70-75% y te tocará pagar alrededor de un 10% de los gastos de la hipoteca, pues algunos bancos sólo han accedido a responsabilizarse de una mínima parte.
  • Alquilar la primera vivienda y marcharse de alquiler a otro piso, aunque en este caso nunca será tuyo. Es bueno si no vas a estar siempre en ese lugar, que desde el principio sepas que es sólo algo temporal.
  • Vender la casa y, sabiendo cuánto dinero tienes, elegir otra y comprarla, pidiendo una nueva hipoteca. Las mejores están en torno a Euríbor + 1% con una vinculación mínima del seguro de hogar, en el mejor de los casos. Es más lento, pero más seguro y menos arriesgado, aunque pierdas la propiedad de la vivienda.

Los riesgos de ser avalista

Firmar un aval no es un juego de niños

Firmar un aval no es un juego de niños

Cuando alguien viene a pedirnos que lo avalemos, normalmente un hijo, otro familiar, amigo o conocido, lo habitual es que casi sin pensar nos lancemos y digamos . Qué le vamos a hacer, en este país primero actuamos, luego nos arrepentimos y por último pensamos.

Para ser avalista, que es un gesto muy bonito que consigue que nuestro avalado obtenga una hipoteca para lo que quiere comprar (piso, coche, garaje, local…), hay que pensárselo muy bien y, sobre todo, conocer nuestra responsabilidad en el asunto y calcular los riesgos.

Avalar es un marrón, para qué decir otra cosa. No tienes ningún beneficio sobre la propiedad y sí todas las obligaciones de pago si el titular del préstamo no responde ante el banco.

Cuando tu avalado deja de pagar, el banco vendrá a por ti, a por tu sueldo o pensión, tus bienes, tu vivienda... Se llevan todo lo que tienes ahora o en el futuro. No te dejan ni las lentillas puestas hasta que queda pagado el último céntimo, mientras que el titular de la hipoteca se va de rositas.

Por eso los bancos aceptan de tan buena gana los avales, porque se aseguran de que si el titular no paga estás tú en el banquillo con dinerito fresco de reserva.

No serías la primera persona ni la última que se queda en la calle por avalar a alguien. Desgraciadamente es algo que se está viendo mucho a raíz de la crisis. Algunos morosos estaban avalados por sus padres, que pierden su vivienda porque el banco la embarga para pagar el préstamo del hijo/a moroso/a.

Avalar la compra de un piso es un gesto de solidaridad a largo plazo, pues la hipoteca puede durar 10,20, 30 ó incluso 40 años, si nunca se amortizó nada. ¿Y si palma al que avalaste? Da igual. Como las deudas se heredan, te conviertes en avalista de sus herederos. El muerto no te lo quitas de encima hasta que se paga la última letra.

Y ojo, porque esto es una carretera de doble sentido: avalar es un marrón que también se hereda. Si la palmas, tus herederos tendrán que ser los avalistas hasta que quede saldada la deuda. O sea que si el titular de la hipoteca no paga, tus herederos pringan con sus pisos, sueldos, planes de pensiones… presentes o futuros. Por eso hay que pensar en todo y en todos antes de comprometerse a realizar tan noble acto.

Hipotecas patera: cómo ganar dinero a costa de los inmigrantes

Los bancos se han reído en la cara de algunos inmigrantes

Los bancos se han reído en la cara de algunos inmigrantes

Quisieron ganar dinero a manos llenas y acabaron arruinando a la entidad. Los peces gordos de la CAM (Caja de Ahorros del Mediterráneo) hacían la vista gorda cuando, durante el boom inmobiliario, los directores de algunas sucursales daban hipotecas a inmigrantes sin recursos.

Al extranjero que hace 10 años pedía un préstamo, se lo daban aunque no tuviera ingresos para devolverlo, patrimonio para avalarlo o vinculación suficiente con España para garantizar que no se largaría a su país con lo puesto cuando le embargaran el piso por dejar de pagar la hipoteca.

La CAM es un ejemplo de malas prácticas bancarias. Al que pedía la hipoteca le sugerían que convenciera a amigos o familiares para que le avalaran.

Otras veces no sabían ni con quién compartían la carga: era la propia caja quien ponía en contacto a varios clientes con el mismo perfil para que se avalaran unos a otros. A veces hasta se conocían al firmar en el notario.

Había que burlar al sistema informático que estudia los riesgos, así que metían todos los datos el día de la firma y así no daba ningún error. En mi tierra esto se llama manipulación pura y dura.

Esta pifia era vox pópuli dentro de la entidad y abundaba en Alicante, Madrid, Andalucía y Murcia. Sus empleados la bautizaron con sorna y mucha guasa como hipotecas patera.

Por un lado sabían que esto podría costar caro a largo plazo, como ha pasado, petando las cuentas con pisos sin vender y préstamos impagados. Por otro, estaban tan cegados por las ansias de dinero que pensaban que, si el pringao que firmaba dejaba de pagar y era embargado, su piso se vendería en poco tiempo y más caro.

¿Por qué, aun así, se dieron créditos tan arriesgados? Los directores de sucursal se llevaban jugosos incentivos de hasta 50.000 € si cumplían con el número de hipotecas marcado para ese año. Cayera quien cayera, todo valía para aumentar los beneficios de la caja entre un 20% y un 40% cada año.

Que nadie se lleve a engaño. Ex-empleados de la caja dicen que había directores que no querían dar este tipo de hipotecas, aunque eso les marginara y dejara sin comisión. Eran regañados pero no despedidos, así que el fin no justifica los medios, ni disculpa el comportamiento de los trepas que sí lo hicieron.

Sabían que esto les conduciría a la destrucción y les salió el tiro por la culata porque la avaricia rompió el saco. Lo cachondo es que crearon escuela en otras entidades, que empezaron a copiar este malévolo sistema, llegando a estar conchabados con agentes inmobiliarios, que les enviaban a los inmigrantes necesitados de hipoteca.

Esto explica por qué, en 2008, una inmobiliaria de Sevilla arregló para una nigeriana que no sabía leer ni escribir, con contrato temporal y un sueldo de 500 pavos al mes, una hipoteca de 123.000 € para un piso de 66.000 €.

Este escándalo nos enseña nuevamente lo indignante que es el comportamiento rastrero de algunos bancos para ganar muchísimo dinero con las hipotecas durante la burbuja inmobiliaria. ¿Y todavía nos preguntamos de dónde viene la crisis?