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Los notarios están de 2×1: además de firmar hipotecas, ahora casarán a la gente

Todo son ventajas: podrás usar las arras como dinero negro para dar al anterior propietario del piso

Todo son ventajas: podrás usar las arras como dinero negro para pagar parte del piso

A los matrimonios por cualquier rito que no sea el civil y a los divorcios les ha surgido una dura competencia en cuanto a agilidad en los trámites.

Al ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, se le ha ocurrido que los notarios no ganan ya suficiente dinero (¡falso!) porque ha disminuido un huevo la firma de hipotecas y que los juzgados están hasta la bola (¡cierto!) y ha dicho que a partir de ahora los notarios podrán casar a la gente por lo civil y también podrán divorciarlos si es de mutuo acuerdo.

El Consejo General del Notariado se había quejado al ministro de la injusticia que es que les hayan bajado un 70% los ingresos, algo que no me creo por mucho que haya bajado la compraventa de pisos.

Sobre todo si tenemos en cuenta el abuso denunciado por la OCU en el cobro abusivo por la cancelación de hipotecas, cuyas tarifas tuvieron que ser reguladas por el Gobierno hace apenas dos meses, tanto para los notarios como para los registradores.

Si ya lo estoy viendo, los 3.000 notarios que hay en España se anunciarán en plan 2×1: compra el piso y cásate por el mismo precio o divórciate y cambia el piso a tu nombre. Grandes descuentos si lo haces el mismo día.

Luego te descontarán un euro, que es lo que ellos deben de considerar como una ganga, y bueno, no ahorras dinero, pero sí tiempo y parafernalia, porque el mismo día que firmas la separación de bienes, te casas y compras el piso. O el mismo día que te despides de la parienta, cambias el nombre del propietario de la casa. ¿Quién da más?

Claro, que no todo va a ser ahorrarse dinero, porque ya verás cómo el fotógrafo te exprime sin piedad en el precio de las fotos, porque querrá sacar hasta el último detalle de tu firma de la hipoteca: ese deprimente instante que vives feliz, porque todavía no te has parado a pensar que te ata más al banco que a tu pareja y que tendrá aún menos piedad si decidís romper el compromiso.

Todavía no se sabe qué van a cobrar los notarios por esto, pero seguro que más de lo que se está cobrando ahora en los juzgados y ayuntamientos, que es nada. Ahora es gratis, pero los notarios seguro que ponen una tarifa fija y jugosa cuando esta la ley de mediación y jurisdicción voluntaria se desarrolle.

Este sistema ya funciona en Francia y otros países de la Unión Europea y está bien si descongestiona los juzgados, ¿pero es que al PP no se le ocurre otra forma de arreglar siempre las cosas que privatizándolas y hacernos pagar doblemente por ellas? Porque aunque no usemos el sistema público, hay que pagarlo igualmente y eso no es justo.

Hasta que la hipoteca no nos separe

Firmar una hipoteca te ata más que firmar el contrato matrimonial

Firmar una hipoteca te ata más que firmar el contrato matrimonial

Cada vez son más las parejas que se quieren separar o divorciar y deciden seguir aguantándose como compañeros de piso, con tal de no tener que escoger otro camino que aún les mola menos: el de la ejecución hipotecaria por no pagar o el de tener que pagar la hipoteca del piso que se tenía en común, además de un alquiler o volviendo a casa de los padres.

Hay gente que prefiere seguir aguantando a su pareja hasta que escampe la crisis y hay otros que se separan pero siguen viviendo juntos.

Lo que no consiguen los cursos matrimoniales, la sociedad o la Iglesia, lo están consiguiendo las hipotecas. En España ha bajado considerablemente el número de divorcios, porque la gente prefiere tener una vida medianamente aceptable en el terreno económico, que al menos les permita sobrevivir, antes que tener una mierda de vida con una mierda de ingresos para pagar más cosas que cuando se vivía en pareja.

En este caso, el banco sigue pillando la pasta que le pagamos religiosamente. En el caso de la gente que se separa y sigue durmiendo incluso en la misma cama, el banco sale perdiendo porque esta gente lo hace para evitar que, al dejar de pagar la hipoteca, les embarguen el piso.

Y es que el Código Civil protege los bienes de un divorciado con deudas, porque entiende que tiene que mantener a su ex pareja, así que se declara insolvente y el piso no se embarga. Una trampilla legal, jeje. La necesidad agudiza el ingenio. Viva la picaresca española, olé, tan tradicional como la tortilla de patatas.

Está visto que firmar una hipoteca es atarse para toda la vida. Y además es una doble atadura: por un lado al banco y por otro a tu pareja. ¿Quién da más?

Si antiguamente lo hubieran sabido, no hubieran coaccionado a tantas parejas a casarse por la embarazosa situación de haberse quedado embarazos, directamente les hubieran llevado a una sucursal bancaria a pedir un crédito y firmarlo.

No, si al final lo moderno será celebrar una boda hipotecaria, con el notario como ministro y maestro de ceremonias, dando el sí quiero al banco y a tu pareja, y con los padrinos como avalistas. Invitas a la gente a que lo vea, luego les invitas a comer y matas dos pájaros de un tiro porque al mismo tiempo celebras que te casas con tu amorcito y que te han dado una hipoteca. ¡Vivan los endeudados, digo… Vivan los novios!

Hasta que la hipoteca nos separe

Nos pasamos la vida esposados al banco

Al firmar una hipoteca, nos (d)esposamos al banco casi de por vida

Quien con bancos se acuesta, endeudado se levanta. Pero, ojo, te casas con el banco y te separas también con el banco.

Te cases por el rito que te cases, asín como si te arrejuntas, tienes que saber que el Tribunal Supremo ha dictado sentencia para que una pareja que se ha divorciado siga pagando la hipoteca al  50%.

La Audiencia Provincial de Valencia había dicho que el hombre, como tiene más posibles, debía pagar un 80% de la hipoteca como parte de la pensión alimenticia. Ahora, el Tribunal Supremo ha dicho que no, que la hipoteca es “una deuda de la sociedad de gananciales, y no una carga del matrimonio”.

Desde que empezó la crisis, la gente se lo piensa dos veces antes de separarse por no tener que decidir qué pasa con la hipoteca cuando el amor se gastó de tanto usarlo.

Tanto si al final te separas como si no, toma nota porque el saber no ocupa lugar, nunca se sabe y esta sentencia tiene vocación de ser lo que se hará a partir de ahora, ya que las diferentes audiencias provinciales no se ponían de acuerdo y había sentencias dispares en torno a este mismo tema.

Que lo que ha unido Dios, el juzgao o el rito de Bali, no lo separe la hipoteca es el lema. Esto demuestra que el vínculo más fuerte no es el que se tiene con la pareja: ni amor, ni sexo, ni unión espiritual y eterna… El vínculo más fuerte es el del banco, a veces te acompaña al Más Allá y siempre, siempre, sobrevive a cualquier cosa que te pase en la vida: hijos, paro, divorcio, muerte, bancarrota, etc.

¿Alguien lo piensa cuando firma la hipoteca? Preparamos la boda y la casa con amor y estrés, dándole importancia, pero no preparamos la hipoteca ni nos preparamos nosotros con la misma atención, y más nos valdría empollarnos en uno de los asuntos más importantes de toda nuestra vida.

Estudias una carrera sin salidas, da igual, luego curras de otra cosa. Te casaste con quien luego no te gusta, da igual, te separas. Te teñiste el pelo de morado y ya no está de moda, da igual, te lo cambias de color y arreglado. Te compraste un piso mediante hipoteca bancaria. Errrrrm: ¡¡Error!! ¡¡Error!! O terminas de pagar o se acabó la partida con un game over del tamaño de King Kong.

Te pase lo que te pase, la hipoteca permanece. Es lo único que compite con el amor de una madre -incondicional- y un diamante -que es para siempre-.

Tenemos miedo al compromiso y lo evitamos, pero luego firmamos una hipoteca, sin ni siquiera tener claras todas las cláusulas ni consecuencias. Nos importa que nos la den y listo. ¿Surrealista, verdad? Es como si no percibiéramos el peligro real.

Es verdad que los bancos, avaros, oscuros y nada informativos, contribuyen muchísimo a todo esto. Como enseguida te dan las llaves y luego pagas poco a poco, crees que nunca pasará nada. Pero, ah, colega, tenlo en cuenta: si te separas, siempre te quedará la hipoteca.

¡Si lo hubiera sabido Humprey Bogart, cambiaría el diálogo en su Casa-blanca! ¿Para qué añorar París teniendo en común una bonita hipoteca?

Recuérdalo: bancos e hipotecados, esposados de por vida.