Decían que no se iba a crear jamás y ya está aquí. Es el banco malo, se llama SAREB y lejos de ser el malo de la película viene a rescatar a los bancos a los que se ha ayudado con dinero público, para ver si les quita de encima el callo de los pisos sin vender y de las hipotecas tóxicas que no se pagan.
El Gobierno va a aprobar el próximo 16 de noviembre un decreto para que eche a andar, así que los bancos se han puesto las pilas más que el conejito del Duracell para ofrecer sus pisos con los descuentos que hasta ahora se resistían a aplicar.
Algunos llegan al 70% y han convertido sus páginas web en verdaderos escaparates inmobiliarios, por eso las promotoras se quejan de que la banca les hace la competencia desleal. ¿Pero cuándo un banco ha sido leal a alguien que no sea él mismo?
Éste es un buen momento para comprar si encuentras perrito que te ladre, o sea si tienes ahorrado el dinero para la entrada del piso, si te mola alguna de las guarrerías que atesoran los bancos en plan Gollum y su tesoro, y si te prestan el dinero para pagar el resto y luego ir devolviéndoselo con grilletes en los pies, cadenas en las manos y cara de sí, bwana durante los próximos 30 ó 40 años.
El Gobierno se ha fulminado las cuentas vivienda y la desgravación de la hipoteca a partir de 2013, además de subir el IVA para vivienda nueva del súperreducido 4% al reducido 10%. Así que, con lo caras y duras que están las hipotecas, parece mentira pero éste es un buen momento para comprar porque la mierda de situación que hay ahora luego se va a volver aún peor.
La idea es que el banco malo, técnicamente llamado entidad de gestión de activos -juas, qué fisno-, lidie con hipotecas superiores a 250.000 €, solares, pisos sin terminar y terminados que cuesten más de 100.000 €. En total, taraaaaaaan… ¡hasta 90.000 millones de euros!
El Gobierno va a tener menos del 50% de su propiedad a través del FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria), que se ha estado usando para ayudar y rescatar a bancos, y endiñar el resto de las acciones a aseguradoras, fondos de inversión y entidades financieras que de momento estén tan fuertes y sanas como el gigantón de Los Pitufos.
La intención es colocar en los próximos 15 años todas esas joyitas que ahora son un marrón de proporciones industriales. Se supone que para sacar tajada de este reto, el banco malo se quedará baratitos los pisos e hipotecas con problemas de pago para luego venderlos lo más caros que pueda y así sacar mayor beneficio.
El descuento con que asumirá estos pisos es del 63%, así que seguro que ahora más de un banco estará arrepintiéndose de la cabezonería de no haber querido bajar el precio para que los compraran los particulares con una hipoteca abusiva de las que están dando.
Muy bonito esto de ayudar a la banca, ¿pero para cuándo una ayudita real a los hipotecados? Porque el código de buenas prácticas se ha quedado en humo del tabaco que fumaban en pipa en el siglo XIX.
Dinerete, acciones y buena voluntad para sacar a los bancos del pozo, ¿pero para cuándo un banco malo que nos perdone todas las hipotcas abusivas o que las convierta en préstamos decentes? Me da a mí que esto no lo conseguiría ni la princesita que besó al sapo y lo convirtió al príncipe.
Sobre el banco malo hoy en El Confidencial:
Con el montaje del banco malo se ha conseguido la cuadratura del círculo vicioso de la burbuja inmobiliaria con una nueva patada hacia adelante. Nadie quiere invertir en él y por eso se minimiza su capital, porque éste se va a volatilizar con las pérdidas de los primeros años, precisando futuras ampliaciones para mantener una mínima coherencia financiera.
Como no hay dinero para darles a las entidades a cambio de los activos, se les entregarán bonos avalados por el Estado, única forma de hacer buenos a los bonos malos, si es que tal aval supone bondad alguna, que vamos a tener fe y pensar que sí, sobre todo porque podrán ser aportados como colateral en el BCE, que al final será quien vaya poniendo buena parte del dinero, mientras esos bonos se van colocando en las carteras de las instituciones de inversión colectiva, mayoristas y minoristas, a modo de infección subprime, que sólo deja de serlo porque el Estado los respalda.
En suma, otra inmovilización de fondos por importe de 60.000 millones de euros que consume el sector financiero en su propia financiación.
La confusa proyección de beneficios era innecesaria, porque con esos mimbres no es más que pura especulación. De momento tendrá que soportar su estructura, que será ligera, y unos fuertes costes financieros por los bonos emitidos. El capital de esta sociedad sólo cubre los intereses de dos años como mucho, así que ya puede espabilar para obtener ingresos o será un pozo sin fondo.
En la valoración de los activos traspasados se utiliza la auditoría de Oliver Wyman y así se consigue que los requerimientos de capital postraspaso sean menores que los anunciados. Si los precios se ajustan o no al mercado se verá, pero en principio no condicionarán el valor de otros activos, ya que no es más que un ejercicio contable entre entidades, sin reflejo inmediato en las operaciones reales, que se irán produciendo poco a poco.
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Más de lo mismo, iguales perros con diferentes correas. Esto tiene muy poco arreglo a no ser que todos, afectados y no demos un golpe en la mesa y mandemos a tomar por el culo a los bancos y sus servidores, o sea el gobierno servil que tenemos.
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