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El sistema pinto-pinto-gorgorito para darte la hipoteca

Cruza los dedos, a ver si te dan el crédito

Cruza los dedos, a ver si te dan el crédito para comprar la casa

¿Alguna vez te has preguntado cómo deciden los bancos si pagarás bien la hipoteca y en qué se basan para dártela o negártela? Ajá, pues no te estrujes más las neuronas, guárdalas para los findes, y presta atención al scoring.

¿Lo qué? El scoring, un término inglés que viene de score (puntuar) y sirve para elegir a quién se le da una hipoteca.

Llegas al banco, meten tus datos en el aparatito y éste, según tus circunstancias, te asigna una puntuación y decide si te comprarás el piso o no. Como la bola de cristal de la pitonisa Lola, con el mismo mamoneo pero más estilo, tecnología y clase.

Esto, mayormente, supone dejar tu hipoteca a la voluntad de una máquina. No sé qué es peor, si que decida un aparatejo o que decida el pendejo del banco.

Hasta hace dos días los del departamento de Riesgos del banco decidían exclusivamente. Se supone que deben estudiarte a ti y a tu situación para saber si vas a pagar o si serás un morosete.

A día de hoy, meten tu vida en la máquina y, si algo no queda claro o has pedido mucho dinero, también revisa el resultado y tu petición un maromo de los que se supone que tienen olfato para saber si pagarás o no.

Piensa que siempre se van a debatir entre los dos principales intereses del banco: dar muchas hipotecas para ganar mucho dinero, o darlas sólo a los que las pagarán, para no perder ese dinero persiguiendo morosos.

Miran que no pagues en deudas más del 30 o el 35% de tus ingresos, tu estado civil, edad e historial de pagos. En cuanto hayas dejado a deber algo te van a quitar puntos, sobre todo si figuras en uno de esos bonitos listados de morosos, aunque sea por error o por no haber cumplido un mes con la factura de la luz, el coche o el móvil.

El scoring es una máquina escupe-sentencias para que luego el banco se convierta en una máquina tragaperras por las condiciones con que se dan hoy en día. El Euríbor cerrando por los suelos y los bancos poniendo cláusulas suelo e intereses del 4% y el 5% para pillar cacho.

Por eso, cuando te dan una hipoteca, tú también te conviertes en una máquina tragaperras, porque no vas a parar de tragarte las perras que te van a dar cuando veas todo lo que tienes que pagar cada mes al banco por el piso, sobre todo intereses. Y ya si haces el cálculo global y ves cuánto pagarás al final de la vida del préstamo, te entra una perra total, la gran perra, y lo más fino que vas a llamar al banco es perro judío.

Te preguntarás por qué están usando este sistema en vez de calcular los riesgos en persona o a ojo… Pues para que no pase lo de la burbuja inmobiliaria, cuando se dieron préstamos a tontas y a locas, cuyas consecuencias estamos pagando ahora a sangre y fuego.

¡¡FELICES FIESTAS!!

El boom de las hipotecas basura en España

Por mucho que lo llamen arte, sigo estando hecho de basura

Por mucho que lo llamen arte, sigue estando hecho de basura

Sabiendo que algo huele mal en los bancos desde el principio de la crisis, ya era hora de que supiéramos dónde está la parte más podrida del negocio hipotecario, esas hipotecas que se dieron con mucha alegría y que se están ejecutando con demasiada pena: sueños convertidos en pesadilla que se fraguaron durante el boom y que han estallado en un enorme buuuum cuyos pedazos seguimos recogiendo.

Las que en otros países se llaman hipotecas subprime o hipotecas basura, por el alto riesgo de impago que conllevan, en España suman 100.000 millones de euros.

Son la quinta parte de las  hipotecas que tenemos contraídas y que principalmente corresponden a jóvenes con contratos temporal e inmigrantes, que han dejado de pagar por falta de recursos. Hablamos de una morosidad del 6%, que es una barbaridad.

¿De quién es la culpa? En parte de quienes pidieron por encima de sus posibilidades y, en parte mayor aún, de los bancos que dieron alegremente un dinero a quienes no estaba claro que pudieran devolverlo.

La ambición les perdió, pues pensaron que si no pagaban ya se quedarían con sus pisos, sin calcular que los ladrillos pesarían más que una vaca en brazos. El Banco de España les advirtió, pero con tanta timidez que hasta Winnie the Pooh parece un macarra.

Las cajas prestaron más descuidadamente que los bancos, aunque ambos son culpables de dar un dinero que ni Paco Lobatón sabe dónde está.

Se prestaron en hipotecas para el 100% del valor de tasación del piso y en ocasiones mucho más. Tanto que hasta el banco te incitaba a que te compraras la casa y fueras más allá: las vacaciones, el barco, los muebles… No importaba el qué, te daban el dinero y ya te apañarías para devolverlo. ¡Carpe Diem!

Estos excesos de la pasada década explican por qué los bancos se están hinchando a embargar pisos que ya no saben dónde meter y que no hacen más que depreciarse, y por qué los particulares se quedan sin casa y encima siguen arrastrando una deuda per secula seculorum.

Por esta situación tan irresponsable, ahora los bancos ya no prestan ni a quienes de verdad podrían devolver el dinero y las poquísimas hipotecas que dan son para sus pisos y con condiciones cada vez más duras.

Todos deberíamos aprender de este grandísimo error que nos ha llevado a la ruina y que nos ha hecho pasar de una opulencia basada en la imaginación a una pobreza más real que la vida misma.